Un río que une muchos ríos
¡Nos volvimos a encontrar en el Museo Regional de Aysén!. Reunido el equipo creativo —Carolina Vargas Yáñez, Ginette Acuña Romero, Macarena Silva Espinosa y Francisca Vidal Vergara, quien se conectó desde Brighton— junto al equipo de investigación —Catalina Camus Campodónico, Cecilia Moura Roldán, Anna Astorga Roine y Marina Avarias Sánchez— y la colaboradora del Día de los Patrimonios, Paula Ojeda Altamirano.
Reunirnos después de las experiencias vividas es fundamental para comenzar a entrelazar las diferentes disciplinas que están tejiendo —en esta parte— la creación textil. Nuestras asesoras de metodología nos instaron a aprovechar las sensaciones y recuerdos para juntarnos con la experiencia fresca en la memoria. Es muy fructífero vernos entre quienes estamos trabajando, descubrir las mismas imágenes con otras miradas…
Francisca nos compartió una palabra que nos ayudó a orientar la conversación: emerger. Nos propuso detenernos a indagar en lo que ha surgido desde los laboratorios comunitarios y preguntarnos qué conceptos aparecen una y otra vez, qué imágenes nos interpelan, qué formas podrían inspirar nuestra creación colectiva y de que manera la apertura de nuestros métodos puede ir guiando nuestros futuros pasos sin delimitarlos tan solo por querer nombrarlos. Todo lo contrario, volver a mirarlos y mirar nuestras prácticas permite que de manera orgánica vayamos identificando nuestros anhelos y los de la comunidad, los cuales nos permiten avanzar y posicionar el proyecto de manera coherente sin transgredir la cualidad de proyecto “vivo”, trascendental para lo que hacemos en Pulso.
En esta conversación revisamos las diferentes instancias y estaciones. En la estación del Río de papel, un dibujo capturó nuestra atención: un trazo en que varios ríos confluían hasta encontrarse en el Simpson. Esa imagen nos llevó a ver al Simpson no solo como un curso de agua, sino como una articulación viva de muchos otros ríos, un cauce que genera un entramado de historias. Sus cruces y entrelazamiento trajeron a presencia quehaceres textiles donde de manera tangible podemos visualizar estas memorias superpuestas y de encuentros que nos proporciona el agua, comenzado a gestarse lentamente las ideas de lo que será la materialización de este nuevo río tejido.
Anna compartió una idea que profundizó esta visión: el Simpson recibe aguas tanto de los ríos que bajan desde la cordillera como de aquellos que vienen desde la pampa. Es un río que junta y reúne, a diferencia —por ejemplo— del río Cochrane, que recibe un solo pequeño afluente (el arroyo Tamanguito).
A partir de este comentario, Paula se preguntó si esa capacidad de arrastrar y reunir también podría evidenciarse en términos geológicos: ¿qué materiales terrígenos —fragmentos de roca transportados por los ríos— podrían aparecer en el Simpson? ¿Cómo podríamos imaginar, incluso bordar, esos rastros de erosión y tiempo? Así, sin darnos cuenta, entramos al terreno de la visualización de datos, una de las posibles rutas que podría tomar nuestra creación textil.
En cuanto a los bordados realizados durante las jornadas destacó con claridad: el color azul. Este color, que representaba la contemplación, fue el más elegido en ambas instancias comunitarias. Este resultado nos abrió nuevas preguntas: ¿por qué las y los habitantes de Coyhaique se vinculan mayoritariamente desde la contemplación con el río? ¿Será por falta de accesos o por un modo de relacionarse más introspectivo? ¿Qué dirán quienes viven cerca del río? ¿Es el Simpson más un paisaje admirado que un espacio habitado?
Aunque estas preguntas no necesariamente definirán la obra final, sí iluminan aspectos importantes del vínculo que la comunidad tiene con el río. Y, sobre todo, revelan necesidades cotidianas. Algunas de ellas se manifestaron con fuerza en el espacio de los deseos, donde varias personas escribieron que anhelan un río más accesible, limpio y cuidado. Un río para todas las personas, sin distinción.